ÁRBOL GENEALÓGICO GUILLERMO HILLCOAT
Guillermo Hillcoat
Guillermo Hillcoat, hijo de Enrique Hillcoat y de María Oliver, nació en América el 19 de Agosto de 1895, todavía Partido de Trenque Lauquen. Su padre un Inglés que llegó a la Argentina a mediados del 1800, se afincó en primer lugar en la zona de Quilmes, luego en Chascomús y Bolívar donde su actividad comercial fue la agricultura y la ganadería. Se ubicó definitivamente a principios de siglo muy cerca de nuestro pueblo, fundando su “Establecimiento San Carlos” de 800 Ha.
Once hijos nacieron del matrimonio, entre ellos Guillermo, que desde muy temprana edad sintió una profunda inclinación por la aeronáutica, naciente actividad de la época.
En 1903 cuando Hillcoat tenía 8 años, los hermanos Wright daban los primeros pasos de la aviación mundial.
En 1919 inició sus estudios de piloto en “El Palomar”, al igual que Omar Selvetti, quien siendo también hijo de América, desempeño su actividad en la Ciudad de Lincoln. Hillcoat concluyó su preparación el 14 de enero de 1920.
Debido a sus condiciones naturales y su formación como aviador fue nombrado representante de la empresa Curttis.
Apenas obtuvo su título regresó a América, donde realizó demostraciones que rompieron la monotonía de las tardes pueblerinas. Al poco tiempo comenzó a trabajar en una escuela de pilotaje de Bahía Blanca como instructor.
Su pericia y su arrojo personal, lo convirtieron en un héroe local admirado y respetado. Los diarios nacionales y los locales siguieron su accionar, sobre todo al lograr Hillcoat entre el 26 de noviembre y el 4 de diciembre de 1924, en un Curttis Oriole monomotor, una de las hazañas mas importantes que se hayan realizado hasta ese momento en la aviación nacional: unir Buenos Aires con Lima. Gesta que quedó grabada por siempre. Dicho vuelo en conmemoración de la batalla de “Ayacucho”, contó con el auspicio del Aero Club Argentino. Por dicha empresa el gobierno peruano condecoró a nuestro aviador con la “Orden del Sol”.
Pero no fue todo para este fantástico aventurero, en 1925, intentó unir Buenos Aires con Nueva York. Tal fue la expectativa, que
el diario “La Prensa”, había adquirido los derechos exclusivos del relato. Lamentablemente no pudo cumplir el objetivo al no rendir el avión lo esperado.
Nunca olvidó su pueblo, cada vez que podía regresaba, a su manera, haciendo exhibiciones que la gente festejaba con júbilo. En una de ellas rompió su avión sin consecuencias para él y su acompañante. Y el pueblo, demostrando el cariño hacia su ídolo participó activamente en festivales deportivos, culturales y de otra naturaleza para comprar otro avión, que fue el “Curttis 160” que fue bautizado Rivadavia, con el que, intentó su viaje a Nueva York. La Municipalidad, en la sesión del 6 de mayo de 1924, decidió aportar $200 para la compra de una brújula, elemento indispensable para la aeronavegación, que le sería entregado con motivo de realizarse un acto en su homenaje.
En 1927, instaló en San Fernando una escuela de pilotos que dirigió con empeño hasta 1932. Continuó su carrera, reconocida por su pericia, y en 1939 comenzó a realizar vuelos comerciales en la entonces “Corporación Sudamericana de Servicios Aéreos”, de la cual llegó a ser jefe de personal aeronavegante, volando hidroaviones Macci.
Tiempo después ingresó en Aerolíneas Argentinas, donde fue nombrado en virtud a su capacidad Jefe de División de Vuelo, cargo que desempeñó hasta 1950. A los 58 años continuaba en Aerolíneas Argentinas, como personal aeronavegante, siendo un orgullo para la empresa contar con uno de los pilotos mas antiguos y experimentados del mundo.
Este hijo de América, que inscribió su nombre en las páginas de la historia de la aeronáutica nacional, queda en la memoria de su pueblo homenajeado a través de una calle que lleva su nombre.
Falleció lejos de su tierra natal, el 14 de noviembre de 1960 en Lisboa, Portugal.
Datos tomados de la: http://www.rivadavia.mun.gba.gov.ar/personajes.htm
Nota de Chapay – El 26 de marzo de 1941 fue el encargado de acuatizar en el riacho Barranqueras un hidroavión Machi llamado “Río Paraná” con una capacidad para diez pasajeros, inaugurando de esa forma el circuito aerocomercial chaqueño.
Una escultura ubicada en la calle Juan B. Justo de Resistencia se ha erigido en su honor.
